Somos una familia que vive en relaciones de amor y servicio como lo recomienda Jesús. Entendemos que a toda persona que viene a Cristo se le debe enseñar a guardar todas las cosas que Él ha mandado, y esto lo hacemos a través del acompañamiento personal (discipulado).

Entendemos que Dios ha dado dones a cada persona y tiene la intención de usarlos en toda su plenitud en el servicio y edificación de la Iglesia para Su Gloria. Por lo tanto, creemos que su ministerio se desarrollará a medida que aplique sus dones y talentos y los desarrolle al servicio de los Santos a través del amor incondicional propuesto por Jesús a quienes lo siguen.